Quién es:

Muy conocido en Madrid por formar parte de su escudo, este arbusto o pequeño árbol de hoja perenne pertenece a la familia de la ericáceas. Es originario de la región mediterránea y Europa occidental, del norte al oeste de Francia e Irlanda.

Cómo es:

Es un arbusto que crece hasta los 10 m de altura. Posee hojas de color verde oscuro y brillante, con margen aserrado. Las flores son hermafroditas, de color blanco, o rosa pálido en raras ocasiones, en forma de campana y reunidas en inflorescencias pendulares. El fruto es una baya de color rojizo, comestible, con una superficie rugosa. Madura en alrededor de 12 meses, en otoño, al mismo tiempo que la siguiente floración.

Qué le gusta:

Los lugares soleados o en semisombra, la humead ambiental y la moderada humedad en el suelo, siempre con buen drenaje.

Qué odia:

El encharcamiento y los climas extremadamente fríos, que pueden dañar su floración al producirse tan tardíamente.

En qué suelo le gusta vivir:

Prefiere los silíceos o descalcificados, sueltos, algo frescos y profundos, aunque tolera los calcáreos, a diferencia de la mayoría de las especies de su familia.

Y en el jardín:

Gracias a la belleza de esta especie en su conjunto (follaje, flores y frutos), se puede utilizar de forma aislada con porte arbustivo o arbóreo (para lo que será necesario retirar los brotes basales que vayan saliendo), en agrupaciones e incluso formando setos. También permite su cultivo en jardineras o macetas granes.

Algo curioso:

Sirve como planta sobre la que polinizan las abejas para la producción de miel. Sus frutos se utilizan para hacer mermeladas, bebidas y licores. En la medicina popular esta planta se ha utilizado como antiséptico, astringente, anti-reumática y con propiedades tónicas.